Las joyas en las orejas son una forma única de expresarse. Es un tipo de adorno que afecta directamente a la percepción del rostro. Ya sean tapones minimalistas para una mujer de negocios u opulentas guirnaldas para una noche de banquete, cada una de mis piezas es una manifestación en miniatura de la orfebrería tradicional.
Un proyecto único se compone siempre de tres factores básicos que, en colaboración con el cliente, son clave para diseñar el ideal.
1. Un enfoque individual
Todo comienza con una entrevista sobre las expectativas y preferencias. ¿Los pendientes deben ser clásicos o modernos? ¿O tal vez algo del mundo natural? Es importante determinar el presupuesto para elegir los metales nobles y las gemas en consecuencia.
2. Asesoramiento profesional
El diseño es un anticipo del aspecto que tendrán los pendientes en la realidad. En esta fase puede introducir cualquier modificación. Tras aprobar el proyecto, empiezo a buscar piedras.
3. Artesanía de precisión
Cuando las piedras llegan a mi estudio comienza la materialización del proyecto. Trabajo en cada elemento por separado, desde los marcos hasta los cierres. A continuación, las piedras se engastan en lingotes y se fotografía el conjunto terminado.
Garantías estatales
Junto con la joya terminada, el cliente recibe un certificado con un holograma que describe todos sus parámetros. Los lingotes están certificados con un sello estatal que la Oficina de Pesas y Medidas del Distrito otorga individualmente para cada producto.
¿De la oreja o colgado?
Esta es la primera pregunta que le surgirá al comprar este tipo de joyas. Los pendientes colgantes siempre atraen más la atención. Cambian constantemente el ángulo de incidencia de la luz debido al movimiento de la cabeza. En cambio, los pendientes, por ejemplo, con una sola piedra, dan al rostro una expresión más minimalista. Por eso, en el mundo de los negocios y de la política suelen aparecer pendientes de forma económica. Las composiciones ricas y coloridas dominan los banquetes y las fiestas fastuosas que acompañan, por ejemplo, a los festivales de cine. Estos ornamentos, más complejos, describen rasgos dinámicos del carácter, añaden encanto y atractivo a la luz de los flashes y subrayan el individualismo.
Mi nombre es Piotr Zieliński. Siempre me han apasionado los detalles. Tras años de adquirir conocimientos, la joyería se convirtió para mí en sinónimo de todos los valores en los que creo en el arte.